El peligro de las nuevas tecnologías

El móvil o internet son tecnologías que han revolucionado nuestra forma de entender el mundo y de relacionarnos con los demás. Su función fue la de hacernos la vida más fácil y quién más quién menos no puede negar que así ha sido. Sin embargo, no todo es positivo en la implantación de las nuevas tecnologías. Muchas personas no son capaces de hacer un uso razonable y comedido por lo que pueden acabar generando una dependencia que convierten en adicción. El ordenador, el móvil o simplemente estar permanentemente conectado a internet son los principales ejemplos de la ya conocida como adicción a las nuevas tecnologías.

¿Qué es la adicción a las nuevas tecnologías?

La adicción a las nuevas tecnologías forma parte del grupo de adicciones sin sustancias ya que no está asociada a ninguna sustancia física. En este caso, la adicción está ligada al uso excesivo de cualquier dispositivo tecnológico o con acceso a Internet. Hablamos de la fuerte necesidad que siente el adicto por mantenerse en contacto con los aparatos electrónicos, generalmente con acceso a internet. Aun así, además de estar conectado a la web, espera que dichos aparatos tengan unas características específicas para tener una experiencia más completa.

Una característica de este tipo de adicción es que el adicto progresivamente siente que necesita utilizar cada vez más el dispositivo en cuestión. Si no puede, la persona sufrirá un gran malestar psicoemocional e, incluso físico. Es lo que llamamos el síndrome de abstinencia. Cuando el uso de estos aparatos interfiere en su día a día hasta el punto de limitarle, estará abusando de ellos. Del mismo modo que pasa con las adicciones tradicionales, alguien con una fuerte dependencia de las nuevas tecnologías tampoco reconocerá estar sufriendo una adicción.

Comportamiento de la persona adicta

Un adicto a las nuevas tecnologías, por reglas generales, sigue unas pautas de conducta que muestran que ha desarrollado una fuerte dependencia. Basándonos en su comportamiento hay elementos que son comunes en las personas con esta adicción:

  1. Dependencia a la tecnología

Las personas con este síntoma centran toda su atención y recursos en estar actualizados respecto a los avances tecnológicos. El mayor problema aquí es que esta situación supone una limitación a la hora de afrontar situaciones fuera del contexto de la tecnología. Y es que si el adicto puede ser muy eficiente cuando se trata de realizar acciones mediante un dispositivo, puede tener serios problemas para hacer otras cosas en otro contexto. En el peor de los casos, podría incluso ser incapaz de realizar tareas sin ayuda de la tecnología.

  1. Tendencia al aislamiento

Las personas que se han vuelto adictas a las nuevas tecnologías se vuelven sujetos relativamente apartados del contacto social físico. Esto quiere decir que pueden socializar tranquilamente por medio de sus aparatos, gracias a sus perfiles en redes sociales, pero la convivencia personal les resulta un fastidio.

  1. Necesidad compulsiva de información

Las personas que presentan este tipo de adicción sienten una fuerte necesidad por estar informados constantemente. Esto se aplica sobre todo en lo referente a los temas relacionados con lo que resulta interesante en su círculo social.

  1. Necesidad de aparatos tecnológicos de vanguardia

A medida que la adicción a las nuevas tecnologías se hace más intensa, al adicto no le bastan con satisfacer su necesidad de información a través de cualquier dispositivo. Necesitará uno que le ofrezca los últimos avances tecnológicos para sentir que satisface su necesidad.

Señales para detectar si una persona es adicta

Existen una serie de señales que nos pueden ayudar para saber si alguien de nuestro entorno puede estar haciendo un uso inadecuado o excesivo de las nuevas tecnologías. Estas señales son:

  • Con frecuencia permanece conectado a internet más tiempo del que tenía previsto. Incluso llega a perder la noción del tiempo porque le hace sentir más relajado que otra actividad.
  • Se pone de mal humor o evita ir a lugares en los que no va a poder conectarse a internet o la conexión es lenta.
  • Interfiere en sus obligaciones o actividades vitales como el sueño, la alimentación o el ocio. Dormir menos de cinco horas para estar conectado podría indicar que se hace un uso peligroso.
  • Ha intentado limitar el tiempo de uso del móvil, tablet u ordenador pero no lo ha conseguido. En consecuencia, se ha sentido ansioso, malhumorado o triste al intentarlo.
  • Descuida otras actividades importantes como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio, trabajo o su propia salud. Como respuesta recibe comentarios del tipo “estás enganchado” pero trata de ocultarlo o le resta importancia.
  • Comprueba el móvil casi de forma automática, incluso en las situaciones más inverosímiles o inaceptables (en el cine, gimnasio, durante una reunión de trabajo, conduciendo, etc.). Es lo primero que hace al levantarse y lo último antes de acostarse.
  • Si se deja el móvil en casa, se siente mal porque no puede responder en el momento o teme estar perdiéndose algo interesante.

Es posible salir de la adicción

Lo más importante a la hora de buscar una salida a cualquier adicción como esta es ponerse en manos de profesionales. Existen tratamientos para ayudar al adicto ante esta situación. Sabiendo esto, también hay que tener en cuenta que, además, hay una serie de pautas que pueden ayudar al adicto en su camino hacia la recuperación:

  • Marcar un tiempo límite de uso y unos horarios.
  • Buscar actividades alternativas que sean agradable para la persona (arte, deporte, música, lectura, salir con amigos).
  • Desarrollar factores personales de protección como habilidades sociales, estrategias de afrontamiento ante dificultades, autoestima, etc.
  • Abordar los problemas subyacentes que puedan estar asociados al uso excesivo.

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