El verano es una época de recaídas de adicciones. Las personas suelen tener vacaciones y, por lo tanto, hacen más fiestas, más eventos sociales y esto lo acompañan de un consumo de drogas mucho más elevado. Aunque quizás el más evidente es el aumento del consumo de alcohol (calles, terrazas de bares, restaurantes…) son muchas las drogas que la gente pasa a consumir más a menudo. Si padeces o has padecido una adicción, tienes que ir con mucho cuidado con la llegada del verano, que es una época de recaídas, y en general,  de desfase y descontrol, que pueden resultar muy peligrosos para las personas que tienen problemas con las drogas.

Los peligros de una recaída en verano 

La recaída es algo que siempre puede existir para un exadicto. Hay que ser consciente que una vez se ha sido adicto uno no puede volver a consumir, y que, si lo hace, volverá la adicción. Lógicamente, todo lo que conlleva el verano acerca al consumo de drogas, ya que el ocio, las fiestas, el tiempo libre o el calor son factores que llevan a beber más alcohol o a tomar otras drogas. Por lo tanto, cuando se acerca esta época del año, el peligro de una recaída pasa a ser real y el riesgo es más elevado que en otros momentos. Igual que ocurre durante las Navidades, con la llegada del buen tiempo debemos estar todavía más alerta y encender las alarmas en caso de que se vuelva a consumir.

Ya sea para nosotros mismos, para un familiar cercano, nuestra pareja… Tenemos que ser conscientes de que estas fechas pueden representar un riesgo, para así poder anticiparnos y actuar en consecuencia. No hay que menospreciar el poder de la presión social ni los contextos de riesgo porque pueden poner en peligro la situación del exadicto.

¿Por qué se recae?

Cuando una persona ha sido adicta a una droga, nunca puede confiarse y siempre debe permanecer alerta en contextos que inviten al consumo. Hay algunas situaciones que pueden servir para explicar mejor por qué se recae, como pueden ser:

  • Situaciones emocionalmente complejas que puedan alterar nuestra situación emocional. Etapas tristes o con menos vitalidad que uno puede tener pueden ser un momento de debilidad.
  • Creer que después del tratamiento ya se está curado es un error que no podemos cometer. No se puede volver a consumir y hacer como si nada hubiera pasado, porque entonces estaremos recayendo.
  • Celebraciones o fechas señaladas son contextos que pueden poner a uno entre la espada y la pared. Las Navidades, o en este caso, el verano, son época de recaídas, pero también lo puede ser el fin de año, un cumpleaños o cualquier otro tipo de evento social en el que sepamos que puede haber mucho consumo de drogas.
  • Volver a juntarse con entornos tóxicos que forman parte del pasado o de la antigua época como consumidor es algo que suele acabar mal. Amistades que se han formado por las drogas o ciertos entornos no son espacios seguros para alguien que es exadicto.
  • Confiar demasiado en uno mismo y sentirse muy alejado del mundo de la droga puede provocar una sensación de seguridad que quizás no deberíamos tener.
  • La euforia o la alegría desmesurada también pueden ir acompañadas de cierta debilidad. Nos podemos creer tan fuertes o ser tan optimistas en esos momentos que quizás no pensemos con claridad. Por eso, es importante conocerse bien uno mismo para detectar y saber controlar las emociones, para poder vivirlas, pero al mismo tiempo no dejarse llevar.

¿Cómo podemos evitar una recaída?

Para empezar, en  Amay A.MAS Terapia ofrecemos la mejor solución: acude a alguno de nuestros centros de desintoxicación si estás notando ansias de consumir y será la mejor manera de evitar estos estímulos, recuperarse y dejar atrás esos impulsos incontrolables que podrían llevar a la recaída.

Es fundamental ser consciente de qué entorno o contextos puede propiciar una recaída, para así poderlos evitar. Habrá personas, eventos o momentos en los que uno, si se conoce lo suficiente, sabe lo que podría pasar. Por lo tanto, si nos los ahorramos nos lo estaremos poniendo más fácil. Al mismo tiempo, tampoco podemos autoengañarnos y pensar que aquello que vamos a hacer no acarreará consecuencias. Evidentemente, este será un momento de vital importancia en el que habrá que aplicar los conocimientos adquiridos durante la desintoxicación, para tratar de reducir la ansiedad, controlar los impulsos y mostrar que ha habido un aprendizaje.

Detectar señales de recaída no tiene por qué ser sencillo, pero podemos fijarnos en algunas cosas que pueden servir de ayuda:

  • Aumento de la ansiedad
  • Pensamientos focalizados en el consumo de drogas
  • Mayor irritabilidad
  • Intranquilidad
  • No hacer caso de los consejos que te han llevado a desintoxicarte
  • Ponerse a la defensiva con quiénes adviertan de tu situación

Más recomendaciones que pueden ser útiles: tener buenos hábitos, rutinas saludables o entornos con personas que no sean tóxicas son cosas fundamentales para evitar volver a caer en la adicción o hacerlo por primera vez.

Si queremos evitar recaer, es importante seguir haciendo terapia o retomar el contacto en momentos que nos sintamos más débiles. Evidentemente, practicar deporte, hacer actividades y estar ocupado con hobbies que sean un entretenimiento sano son otras técnicas que pueden ser de mucha ayuda, mantenernos ocupados y a la vez más relajados. Tener rutinas es algo que también va muy bien a las personas que han sido adictas. Les ofrece la tranquilidad de saber qué hacer en cada momento y un orden vital que puede ser muy bienvenido.

Salida para la adicción

Pese a que evitar una recaída sería el escenario ideal, las recaídas son algo que puede suceder. Y si sucede, no debemos castigarnos ni pensar que hemos fracasado. En Amay A.MAS Terapia podemos ayudarte a ver la otra cara de la moneda y aceptarlo como una oportunidad para aprender y volver a levantarse.

Es posible salir de la adicción. Es posible sobreponerse a una recaída y volver a conseguirlo. La adicción es una enfermedad, pero en Amay A.MAS  podemos apoyarte y estar a tu lado en todo momento para ayudarte a dejarla atrás.