Irse a dormir, pero antes estar un rato con el móvil chateando, mirando redes sociales, vídeos… Estar con el móvil justo antes de dormir se ha vuelto una costumbre para muchas personas. Tenemos el móvil con nosotros casi siempre. Nuestro smartphone nos acompaña durante todo el día, independientemente del lugar y la hora, incluso a la cama. Tanto es así que a esta práctica se le ha denominado vamping.
Según un estudio realizado en el 2019 por Common Sense Media, el 61% de los padres están con el móvil la primera media hora antes de irse a la cama. Mientras que en el caso de los adolescentes, el porcentaje incrementa, un 70%.
El vamping es el mal hábito de usar la tecnología por la noche, en el momento que nos vamos a dormir, o incluso de madrugada. Es un término que proviene de la unión de dos palabras anglosajonas: vampire y texting. Vampire en inglés es un vampiro, un ser fantástico que una de sus singularidades es su actividad nocturna, ya que son criaturas nocturnas. Texting es la acción de enviar mensajes de texto mediante algún aparato electrónico, como sería el móvil, un ordenador o una tablet.
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Efectos negativos del vamping
Si el vamping se instaura como una rutina habitual, tendrá efectos negativos para la salud. En primer lugar, la persona podrá experimentar trastornos del sueño y tendrá muchas posibilidades de padecer insomnio. La intensa luz que se desprende del teléfono móvil activa ciertos receptores del cerebro que nos activan. Esta claridad engaña al cerebro, que se piensa que todavía es de día, dificultando el poder quedarse dormido. Lo que sucede, es que la melatonina, que es una de las hormonas encargadas del correcto ciclo de sueño se ve mermada.
Hay que tener en cuenta que los dispositivos tecnológicos se han de mantener lejos de nuestro lugar de descanso porque afectan a la calidad del sueño. Además, emiten radiaciones, ondas electromagnéticas, que a la larga son perjudiciales para la salud de quienes noche tras noche duermen con sus dispositivos móviles al lado.
Como consecuencia de dormir mal y/o menos horas, el rendimiento académico y/o laboral disminuye considerablemente. En especial, para los adolescentes que están en etapa de crecimiento y necesitan dormir un mínimo de horas. Si no se alcanza este mínimo de horas, puede tener consecuencias negativas hasta para su desarrollo. Cansancio, agotamiento, mal humor, irritabilidad, entre otros, podrán ser algunas de las consecuencias derivadas de quedarse hasta las tantas mirando el móvil.
También produce fatiga visual y dolor de cabeza por estar tanto rato mirando una pantalla y encima a oscuras.
¿Qué hacer para prevenir el vamping?
Existen algunos consejos a seguir para intentar no caer en el vamping. Algunos de ellos son los siguientes:
- Tener rutinas y hábitos saludables
- Evitar tener el móvil cerca cuando dormimos
- No estar con el smartphone las dos horas anteriores a acostarnos para dormir. Para evitar tentaciones, se pueden desactivar las notificaciones.
- Practicar meditación para conciliar mejor el sueño o usar alguna aplicación para relajarse antes de ir a dormir
- Limitar el uso de la tecnología en cuanto a tiempo y momentos
¿Qué no hacer para perpetuar el vamping?
Apenas sin darnos cuenta, seguimos una conducta que ayudará a seguir perpetuando el vamping. A pesar de que durante todo el día se disponga del móvil y las consultas sean habituales, por normal general, el momento de relax y desconexión después de un día de trabajo o de acudir al colegio o universidad es por la noche. Para muchos, es el tiempo perfecto para usar el móvil como un método de desconexión y para conciliar el sueño. Es la ocasión para enterarse de todas las novedades ocurridas a lo largo del día a última hora.
Es un error asociar los dispositivos móviles como una herramienta que nos ayude a conciliar el sueño porque produce el efecto contrario. Tampoco es recomendable querer ponerse al día de la última actualidad justo antes de irse a dormir. En primer lugar, porque hay tantísimos contenidos que no daremos abasto. Y, en segundo lugar, porque según qué leamos nos puede afectar a nivel emocional, como sería el caso de malas noticias y nos puede hacer dormir peor.
Adicción a las nuevas tecnologías
El trastorno de adicción a internet, o la ciberadicción, es un término que se refiere a una supuesta patología que supone un uso abusivo de Internet, a través de diversos dispositivos (ordenadores, teléfono móvil, tabletas, etc.), que interfiere con la vida diaria.
Las nuevas tecnologías representan la posibilidad de huir de la rutina y meterse en un mundo de fantasía. Las personas con baja autoestima pueden buscar la seguridad y evasión de su realidad a través de las redes sociales e internet, llegando a pensar que si no están no existen. La adicción a internet se da cuando el deseo de estar conectado permanentemente, generalmente al móvil, se convierte en lo más importante para la persona, llegando a controlar sus pensamientos, sentimientos y conductas a pesar de las consecuencias negativas podemos hablar de adicción a las redes sociales.
El síndrome FOMO
El síndrome FOMO (Fear of Missing Out) hace referencia al temor de perderse algo que está sucediendo en internet. Los adictos a las nuevas tecnologías quieren enterarse de todo lo que sucede en el mundo virtual: noticias de última hora, estar en contacto con su círculo virtual, conocer las novedades de las redes sociales, etc. En el momento en el que no pueden consultar todas estas informaciones siente angustia y les invade la ansiedad pensando que están sucediendo cosas y ellos por no estar con el teléfono no se van a enterar.
Consecuencias de la adicción a las nuevas tecnologías
La adicción a las nuevas tecnologías implica agresividad, mal humor, aislamiento, abandono de los estudios y del entorno social. Por lo tanto, para poder superar la adicción a internet y dejar definitivamente la práctica del vamping se recomienda pedir ayuda profesional. Si necesitas ayuda, puedes ponerte en contacto con nosotros y te ayudaremos a volver a empezar.