¿Qué hago si mi hijo menor consume alcohol? Quizá te hagas esta pregunta si te encuentras en una situación en la que empiezas a notar que tu hijo vuelve a casa bebido después de salir de fiesta. Puede que te hayas dado cuenta porque huele a alcohol, porque tiene una actitud rara o directamente porque viene en un evidente estado de embriaguez.
Consumir alcohol es habitual entre los jóvenes porque es una droga socialmente aceptada y normalizada, por eso está presente en la mayoría de actos sociales. Legalmente solo se puede comprar y beber alcohol si eres mayor de 18 años, pero la realidad es muy distinta. No es ningún secreto que no siempre se cumple la ley. En España es muy elevado el porcentaje de adolescentes menores de edad que toman bebidas alcohólicas desde edades muy tempranas. Según datos del Gobierno de España, el consumo de alcohol se inicia a los 13 años. El 75,1% de los adolescentes de 14 a 18 años ha consumido alcohol y 6 de cada 10 jóvenes, se han emborrachado alguna vez en su vida. Unos porcentajes preocupantes.
¿Qué hacer si llega borracho a casa?
Si tu hijo llega borracho a casa después de una noche de fiesta con los amigos y te planteas: ¿Qué hago si mi hijo menor consume alcohol? Puedes seguir unos consejos que te guiarán sobre cómo actuar y qué pasos puedes seguir para sobrellevar de la mejor manera posible esta situación tan desagradable.
- No hables con él en ese mismo momento. No te dejes llevar por los impulsos que sientas en ese instante ni le grites echándole la bronca. Tampoco es recomendable que le recrimines su estado de ebriedad o le empieces a preguntar qué ha bebido para acabar así. No está en sus plenas capacidades, así que no servirá de nada querer dialogar cuando esté borracho. Dile una frase contundente que muestre tu desagrado y que al día siguiente hablareis sobre el tema. Como, por ejemplo: <No quiero que llegues así de borracho a casa. Vete a dormir y mañana hablamos>.
- Asegúrate que esté bien. La primera reacción que se puede venir a la mente cuando un hijo llega borracho es reñirle. Pero, lo realmente importante es confirmar que se encuentra bien. Puede ser que necesite un médico porque ha bebido mucho, igual le ha dado un coma etílico o podría estar en riesgo de sufrir una intoxicación por alcohol.
- Al día siguiente, ten una conversación seria con él. Una vez pasada la noche de la borrachera, justo al día siguiente, es el momento perfecto para abordar el tema. No dejes pasar más tiempo. Muestra una actitud firme y contundente. En el caso que ya haya pasado más veces, muéstrale tu descontento y pregúntale a qué se debe. Deja ver una actitud comprensiva, que vea que tu estás para protegerlo si necesita ayuda. De esta manera se sentirá más cómodo y te contará más cosas que si le atacas constantemente. Si se trata de la primera vez que llega en ese estado a casa, ten una actitud de alerta para que en un futuro no se vuelva a repetir, pero sin dramatizar. Una borrachera no significa que sea alcohólico ni tampoco que lo vaya a ser, pero puedes tener una actitud de alerta. Adviértele de los riesgos que supone consumir y que no quieres que vuelva a pasar. Aprovecha para averiguar el máximo de datos.
- Háblale sobre la presión social por beber. En los adolescentes es muy común querer formar parte de un grupo y sentirse aceptado por los demás. Por esto, es habitual que sientan presión social. Pueden llegar a beber alcohol porque todos sus amigos lo hacen y no quieren ser los extraños que dicen que no y para demostrar que son «guays» acceden.
- No actúes bajo la conocida premisa del castigo. Como ha hecho algo mal, que es beber alcohol, le castigo. El propósito es que el menor comprenda los riesgos que conlleva beber y que no consumo. Si no lo hace porque recibirá un castigo, no ha entendido el problema y a la que tenga la oportunidad lo volverá a hacer. Si no se consigue trasladar este mensaje puedes acudir a un experto.
- Plantearte si necesita ayuda médica. Si se repita frecuentemente la escena de que llega borracho a casa la mejor opción es pedir ayuda a profesionales porque se trataría de una adicción al alcohol.
¿Cómo hablar sobre el consumo de alcohol con los hijos?
Es primordial hablar con tu hijo sobre el consumo de alcohol si se encuentran en una edad en la que ya empieza a ser habitual a vera jóvenes bebiendo alcohol. Tener una conversación el que se le explique los peligros que supone esta sustancia y los riesgos que se asumen cuando se ingiere una cantidad considerable. No hay que hacerlo en un tono prohibitivo diciendo que si bebe alcohol tendrá represalias porque provocará rechazo. El objetivo es concienciarle dándole toda la información necesaria. El alcohol está tan integrado que, a diferencia de otras drogas, no existe percepción de riesgo y es esto lo que hay que hacerles ver.
Los adolescentes se inician en el consumo de alcohol dando por hecho que es lo normal. Su falta de control les lleva a ingerir demasiada cantidad y hay más riesgos de sufrir una intoxicación alcohólica. Aunque pueda parecer que no hacen caso ni escuchan lo que les dice un adulto, pero no es cierto. Si el tema se aborda correctamente reflexionarán. Por este motivo, es idóneo tener una postura firme, coherente y establecer unos límites, siempre siendo compresivos.
A pesar de que no se haya experimentado ninguna vivencia de consumo de alcohol por parte de su hijo es bueno igualmente tener una charla con él sobre el alcohol para prevenir futuras conductas.
Actitudes de una persona con alcoholismo
Puede que te preguntes si tu hijo bebe lo normal, si beber tanto es común entre los jóvenes, si todos lo hacen… Has de saber que es complejo controlar si tu hijo consume o no cuando sale la puerta de casa para fuera, pero es importante que tenga un control por tu parte. Existen ciertas actitudes que pueden ponerte en alarma si las ves reflejadas en tu hijo, como:
- Es habitual que llegue borracho a casa por las noches
- Salir en exceso
- Que falte a clase
- Descenso académico
- Dejadez física
- Gasto excesivo de dinero
Consecuencias de beber alcohol a una edad temprana
El exceso de alcohol perjudica las células cerebrales y a largo plazo dañará la memoria y se crearán problemas de comportamiento. Este hecho se agrava si se tiene en cuenta que los adolescentes están en edad de crecimiento y el cerebro se está desarrollando. Además de aumentar la probabilidad de que sean dependientes de esta sustancia en la edad adulta. Podríamos concluir que el consumo de alcohol produce graves efectos sobre la salud física, psíquica y social de los menores.
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