Adicto a los porros: como tratar un hijo marihuanero

A pesar de ser considerada como una de las drogas más inofensivas, la marihuana también produce graves consecuencias para la salud. Sus efectos más dañinos aparecen a medio y largo plazo en la mayoría de situaciones. Sin embargo, la edad de inicio para fumar porros se ha adelantado. Es cada vez más una actividad común entre los jóvenes y los adolescentes a partir de los 16 años. Una edad donde los riesgos son mayores y pueden crear varios problemas. Te contamos cómo ayudar a un adicto a los porros.

Adicto a los porros: La evolución en el consumo

El cannabis es una droga cada vez más popular y extendida alrededor del mundo. Debido a su baja probabilidad de causar problemas graves, se ha convertido en el estupefaciente estrella por la mayoría de la población que quiere colocarse o fumar porros para divertirse con los amigos. Y aún así, los efectos secundarios que provoca son menos graves que el alcohol, la cocaína u otras drogas tradicionales. Sin embargo, no debe tomarse a la ligera.

Un abuso o un comportamiento irresponsable con el cannabis puede llevar a padecer sus consecuencias de mayor magnitud. La mayoría de ellas, con afectación al cerebro, ya que causa más efectos psicológicos que fisiológicos. A pesar de que es malo consumir marihuana a todas las edades, lo es más durante la adolescencia y la juventud. En esta etapa, la persona aún se está desarrollando física y psicológicamente. De modo que fumar porros constantemente puede perjudicar el desarrollo mental y sus capacidades cognitivas. Hechos que pueden crear afectaciones para la salud de forma permanente.

El efecto del cannabis en un adicto a los porros

Durante la etapa adulta, el cerebro ya se encuentra completamente desarrollado. Por lo tanto, los efectos de los porros son más bajos que en los menores de edad. Aún así, un mal hábito puede pagarse muy caro. Un adicto a los porros en edad adulta no sufrirá tanto como uno joven. Pero las consecuencias de la marihuana aparecerán tarde o temprano si no busca un tratamiento del cannabis adecuado a sus necesidades.

El cerebro de los adolescentes y los jóvenes es mucho más plástico que el de los adultos. De modo que cualquier sustancia ajena no deseada puede crear grandes alteraciones en su funcionamiento normal. Esto significa que las capacidades cognitivas del individuo dejan de actuar como es habitual mientras duren los efectos de los porros. Esta consecuencia se traduce en el término llamado “empobrecimiento mental”, y que implica la no maduración y/o el perjuicio de algunas facultades mentales. Como por ejemplo, una pérdida de memoria, un descenso de la atención, la imposibilidad de concentrarse, la dificultad para aprender y peores reflejos.

Cómo ayudar a mi hijo a dejar los porros

Para un adicto a los porros, consumir marihuana puede significar una actividad normal y corriente que realiza con sus amigos de forma habitual. Tomar cannabis está visto hoy socialmente como una práctica aceptable, sin demasiado riesgo y como una buena manera de conectar con las demás personas y conocer el entorno. Sin embargo, a pesar de algunos de sus efectos positivos, cunden más los negativos. Esta visión de la realidad se debe a un desconocimiento e ignorancia de la capacidad de la droga para causar daños importantes en el organismo.

Cuando los padres se preguntan “¿Qué puedo hacer para que mi hijo deje de fumar mariguana?” se sienten indefensos, ya que se encuentran en un ámbito desconocido o, simplemente, ven la parte negativa del hecho que su hijo consume drogas. Por el otro lado, el adicto a los porros normalmente no quiere entrar en razón, o ve esta interferencia como una intrusión en su vida privada. Por lo que se trata de una situación difícil de resolver.

Mi hijo fuma porros, ¿qué debo hacer?

Para poder ayudar a un hijo que fuma porros, debe tratarse su adicción con completa naturalidad. De otro modo, se cerrará en banda y no querrá hablar del tema con nadie. Para ello, es necesario comunicarse con él/ella sin juzgarle, con sinceridad y dejándole comprender que se puede hablar de cualquier cosa, necesidad o preocupación que sienta. De esta manera, siempre que tenga un problema sabrá a quien acudir para pedir consejo o ayuda.

Una vez establecido el vínculo emocional, los padres deberán tratar de forma sutil de explicarle los riesgos que conlleva fumar porros para la salud. Así pues, de forma objetiva, el adicto a los porros podrá sacar sus propias ideas y conclusiones obligándole a tomar una decisión. Hay que tratar de enfocar la conversación desde el máximo respeto posible y sin que se sienta acorralado/a. Debe ser la persona misma quien decida qué hacer.

Cuando el hijo marihuanero se encuentre más receptivo, los padres pueden tratar de explicarle cómo fumar porros ha cambiado su vida. Hay que hacerle ver la alteración que ha producido en sus hábitos, en su estilo de vida y cómo ha cambiado su actitud respecto a su entorno. De esta forma, el adicto a los porros puede darse cuenta de si se trata de algo positivo o negativo para su vida.

Pedir ayuda profesional para tratar a un adicto a los porros

En muchas ocasiones, hablar con adolescentes o solucionar los problemas de los hijos puede ser muy difícil. Éstos se encuentran en una etapa de transgresión y rebeldía, por lo que normalmente no dan mucha importancia a lo que dicen sus padres. Cuando esta situación se mezcla con las drogas, puede ser aún más difícil de resolver.

Si los padres de un adicto a los porros se ven incapaces de mediar con su adicción, pueden pedir ayuda profesional a expertos y terapeutas de adicciones. Ellos son profesionales especializados en la rehabilitación y recuperación de la salud en temas de drogas. Mediante terapias y tratamientos de adicciones especializados, pueden mejorar considerablemente su estilo de vida y sus hábitos.

Amasterapia es un centro de tratamiento en Valencia centrado en la recuperación de las drogas. A través de terapia conductual, los adictos a los porros pueden dejar atrás sus malos hábitos y rehabilitarse.

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